UN RECORRIDO HISTÓRICO

El TCQ recorre gran parte de uno de los accidentes geográficos más notables y destacados de la llanura litoral del centro de Cantabria, haciendo cumbre en sus dos montes, Tolío y Picota.



Esta pequeña cordillera, que cierra por el Noroeste la Bahía de Santander, ha constituido siempre un gran punto estratégico, desde donde es posible controlar buena parte de la costa cántabra, al menos, entre las desembocaduras del Saja-Besaya por el Oeste, hasta Cabo Mayor por el Este.

Su valiosa ubicación, fue aprovechada ya desde la Prehistoria, documentándose afloramientos de minerales explotados por neandertales, al menos, desde el Paleolítico Medio (entre 100.000 y 50.000 años atrás).


En la Baja Edad Media, la Picota fue empleada como frontera entre las Asturias de Santillana y la Villa de Santander. En relación con esta marca, estaría la torre con foso perimetral situada sobre la actual localidad de Liencres, en el sitio conocido como «Monte del Castillo», un asentamiento militar que perteneció a la Casa de la Vega.


Durante las Edades Moderna y Contemporánea, su situación y amplio dominio costero, fueron empleados para la ubicación de baterías de artillería y puestos de observación que ayudaron a controlar el tráfico naval por la costa inmediata al estratégico puerto de Santander.


En el siglo XX, esta zona desempeñó un papel importante en el control militar de la llanura litoral ubicada en torno a la ciudad de Santander, y de su estratégico puerto.
Así, durante la prueba, los participantes pasarán junto a numerosas estructuras defensivas tales como: búnkers, trincheras antiaéreas excavadas en el suelo, nidos de ametralladoras o depósitos de munición, que constituyen una de las mayores redes de estructuras bélicas que se conservan del siglo pasado, siendo un claro ejemplo de las líneas defensivas fortificadas de la Guerra Civil española, lo que conforma un conjunto singular y de indudable interés histórico-cultural.




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